Me cure de ti. Ahora soy yo quien se pone en el brazo las tiritas. Me curaste tantas veces que llegue a pensar que sólo tú podías hacerlo. Pero descubrí que si buscas con cuidado siempre encuentras a alguien dispuesto a pasarte el material de sutura. Y ahora que soy yo la que maneja el betadine de mi vida, resulta que eres tú el que necesita cura
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