01 marzo, 2012

hay veces (pocas, para qué negarlo) en las que me encantaría ser fumadora. Las cosas como son, los grandes problemas de este mundo se arreglan a golpe de calada y sorbos de café con leche. Hoy en un día de esos.
Porque no puedo más. Estoy cansada de estar cansada. Cansada de que me vengan las cosas de refilón y no saber verlo. 
Si es que yo en realidad debería fumar como un carretero, las nubes de humo siempre me han sentado bien. Pero no. Hoy es un día perfecto para sentarme en el poyete de una ventana (que no tengo) a mirar la luna llena (que obviamente no se ve) mientras me fumo un cigarrillo (que ni siquiera sabría encender).

Sin embargo, lo único que me salen son planes. Y urticarias. Y el rojo, fuera de los labios, nunca me sentó demasiado bien.

2 comentarios:

Ehh...lena dijo...

Xurri, todo va a ir bien... el KARMA te debe unas cuantas :-*

Norae Lebowski dijo...

¡Yo te entiendo! No paro de pensar (y de escribir) sobre borrachos y drogadictos, enfermedad, café y tabaco por todas partes. Me resulta una imagen atractiva, con motivos y consecuencias atractivas y sin embargo, me repugna, sería incapaz de fumar, beber, drogarme... incluso de tomar café, que no me gusta nada. Vaya fiasco estoy hecha. Qué cansada estoy de mi irrealidad.


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