28 agosto, 2014

up




saltar al vacío sin red. coger aire. respirar muy muy hondo. volver a coger aire. mirar hacia abajo y sentir ese cosquilleo en el estómago que empieza con cosquillas en la punta de los dedos de los pies. saber que no hay red. ni colchón. ni paracaídas. y disfrutar ese momento terriblemente. con una de esas sonrisas que empiezan bajito y no sabes por qué. saltar.
hace ya un tiempo que salté. sigo en caída libre. pero planeo entre sonrisas y si caigo muy rápido subo a carcajadas. puede que de este salto me salgan tantas arrugas en la cara que cuando sea muy viejecita tardaré meses en contar de dónde viene cada una de ellas.

01 enero, 2014

la desolación de los años impares

Doce meses que se han escapado por el desagüe. No tengo muy claro cómo ni por qué, si ayer era 11 de septiembre de 2012, hoy estoy planteándome metas para el 2014 que probablemente no cumpliré. Es una de mis tradiciones de año nuevo. Y una es muy de tradiciones. Este año fantasma, que sin embargo ha sido de los mejores. De los que me ha dejado disfrutar de las cosas. De las pequeñas y de las grandes. Y no, este año tampoco he ido por la vida metiendo la mano en sacos de lentejas. Pero para sonreír por dentro hace falta mucho menos. Ha sido un año de sonrisas. Muchas. Pequeñas, internas, estúpidas, felices, soloconlaboca, con toda la cara. Sonrisas con los ojos. De esas que me hacen los ojos pequeñitos. Esas. Un año de cruzar el mundo con un nudo en el estómago. Y descubrir, una vez más, que las distancias no existen. Traer tantas fotos que no te atreves ni a mirarlas. Un año de Totoros y de Ponios. Porque en el fondo yo soy un poco ese pez que se convierte en niña para comer jamón. Descubrir que sé comer con palillos con soltura. Y que no toda la comida china es arroz tres delicias. Para bien y para mal. Este año me han abanicado con paipai. Y sigo sin saber si me encanta o me turba de por dentro. Porque este año, en realidad, podría describirse como el de los descubrimientos. Descubrir gente nueva. Redescubrir a viejos conocidos. Volver a jugar a descubrir a esos amigos que jamas se fueron. El año de las buenas noticias. Todas. Las oficiales y las secretas. El año de la diáspora familiar. El año del skype. Y el año del salto mortal. Hacia delante. Y sin red. Ese que a dia de hoy no se si es de valientes (como todo el mundo dice) o de inconscientes. Pero el que hay que dar y que jamás habría dado sin conversaciones en una mesa de madera, cerveza de por medio. Se acabaron los planteamientos a futuro, porque el futuro no existe. El año de mi primera sesión de fotos oficial. Y de la oleada de cantautores. Con barba y aspecto de náufrago. El año que despedí a Ramón con Maga en el fin de semana groupie. El año que recordaré como el de la foto con David Fonseca. El año con menos conciertos, pero los más bonitos y en las mejores compañías. El año con menos playa de mi vida. El año en el que hice tantos planes que lo más complicado no fue cumplirlos, sino cuadrarlos. El año en el que me falta Alemania por los cuatro costados. El año de instaurar nuevas tradiciones. Como el glühweintag. O las comida-merienda-cenas temáticas. El año en el que el 17 de septiembre se ha instaurado como día de fiesta y me han chivado que junio tambien tendrá otro. Este año que de me ha ido sin sentir, pero que siento más mío que ningún otro...

25 noviembre, 2013

menoscinco

(Longshen_Sept 2013)
Subir despacio. Coger carrerilla. Saltar al vacío. Sin red. ¿Sabes esa sensación de no saber si la estás cagando, pero ir con una sonrisa? Pues básicamente. Cinco días. Justo antes del salto

...respira hondo, hondo

13 febrero, 2013

Me cure de ti. Ahora soy yo quien se pone en el brazo las tiritas. Me curaste tantas veces que llegue a pensar que sólo tú podías hacerlo. Pero descubrí que si buscas con cuidado siempre encuentras a alguien dispuesto a pasarte el material de sutura. Y ahora que soy yo la que maneja el betadine de mi vida, resulta que eres tú el que necesita cura

01 enero, 2013

ready to start


Pensar en lo pasado. Disfrutar de lo reido. Hacer balance siempre se me ha dado fatal. Porque las partes malas tienden a perderse por el camino. Pero es que este año del fin del mundo me ha dado muchos motivos para sonreir. Ha sido un año de dolores de cabeza interminables. De pesadillas hasta perder el sueño. Pero que han conseguido que sea yo quien acabe, y no ellos conmigo. El año de hacer, por primera vez, lo que más me apetecía. De descubrir una confianza en mí misma que no sabía que tenía. Un año de volver a lugares comunes. Y que te reciban con abrazos en todos. De ir a ver a los primeros amigos que se fueron a la aventura. Y a los que se fueron solo para un rato. El año de descubrir que muchos han decidido liarse la manta a la cabeza y que convertirán el año que viene en el año de las visitas. El año de los fines de semana libres y los líos de cabeza. De cortarse el pelo y estirar el cuello. El año de los mil conciertos. El año de los killers. De maga. De la casa azul. de Iván. De Christina. De Jaume. De Tachenko y su bigote. De los Kooks. De Supersumbarina. De Kimbra. De Sigur Ros. De Justice. De Kings of Convenience. De Dorian y cualquier otra parte en reproducción continua. El año de Rufus. Y de los 10.000 kilómetros. El año de los proyectos finales y los finales de proyecto. El año que por fin estuve en la playa en San Juan. De Cabo de Gata. De volver a Barcelona y a Almería. De volver en general, sobre todo a mi vida. De Granada sin Alhambra pero con alhambras. De volver a Aachen para descubrir que no me fui jamás. De Grecia y de Turquía. De Bolonia. De Córdoba y de proyectos de China. El año que se puede escribir con nombres propios. De intentar buscar iniciales de los que han tenido parte importante y que el abecedario se me quede corto. El año de descubrir tanta gente buena que me cuesta creérmelo. El año de pisar un montón de islas, con el agobio que me producen. Y de pisar Asia por primera vez. De vacaciones con gatos y señoras Durrels. Ferrys, playas y cerebros desconectados. El año del plotter y las carpetas. El año de las maquetas. El año en el que "gracias" se quedó tan corto que tendría que plantearme inventar otra palabra. El año de los planes y los proyectos. El año de ordenarme la cabeza y desordenarme el pelo. El año de hacer fotos porque sí y de tomarme el tiempo necesario para disfrutarlo. De paisajes, de retratos y de gatos. Y Gata. El año de ir por carretera cantando a voz en grito. De eliminar el estrés horneando galletas. Y brownies. Y cookies. Y cupcakes. El año de sonreírle a los desconocidos y que me devuelvan la sonrisa. De cerrar el karaoke. De despedir sin decir adiós. El año de las compras compulsivas y las risas contenidas. El año de los abrazos. Aunque eso ya lo he dicho. El año de empezar a ser un poquito más feliz, que para eso es el fin del mundo (hasta hoy).

12 diciembre, 2012

. (y seguido)

Otra vez las calles vacías, el viento soplando cada vez más fuerte, 
pero mis ojos no quieren cerrarse y salgo buscando lo que me falta
 en el cielo de Madrid.

Empiezan a ser tradición esos fines de semana de diciembre que cargan felicidad en los bolsillos para un largo laaargo tiempo, pero que dejan siempre con ganas de más. conciertos del año y proyectos varios. desayunos sin diamantes. cantar hasta dejarte la voz. trospideces infinitas. y siempre, siempre, ganas de más

19 noviembre, 2012

y que me sonrías (así) todas las mañanas

fines de semana express. planes aplazados demasiadas veces. reencuentros que te recuerdan que las distancias no existen. y que el tiempo no pasa. reir desde lo más profundo del pecho. llevar las comisuras de los labios grapadas a las orejas. y la felicidad tatuada en los ojos. yo de mayor quiero que los días sean (todos y sin faltar ninguno) como este fin de semana. Barcelona mola. lo más grande. Y vosotros más. un billete al fin del mundo para ya. porfavorygracias